jueves, 22 de octubre de 2009

Si eres culpable, estás muerto


Gracias a mi vena macarra, siempre me han gustado las aventuras de Frank Castle. Nos conocimos en los complementos de la serie "Marvel Héroes", acompañando a una historia principal que me gustaba menos que la de aquel tio que se escapaba de una cárcel para, a continuación, liarse a tiros con todo dios. Por aquel entonces se llamaba Castigador, un "chuloputesco" nombre que a mi siempre me ha hecho más gracia que Punisher. Como por aquel entonces ya me fijaba en los créditos de las historias, me quedé bastante impresionado por aquello que me contaban Steven Grant y Mike Zeck. Jamás entendí como no ponían esa historia como la principal del tebeo, en lugar de aquella cosa de Lobezno dibujada por el simpático (la nostalgia es lo que tiene) pero limitado Milgrom... Por no hablar de las portadas a aerógrafo de Zeck, en las que el protagonista te tiroteaba las narices y que aquí aparecieron en pequeñito o en la parte de atrás del tebeo en el mejor de los casos. Aún recuerdo a mi buen amigo Raúl, que siempre andaba sin un duro, pidiéndome aquellos tebeos para fotocopiarlos en la oficina de su padre...



Tiempo después apareció, ahora sí, su propia colección, publicitada con la mejor frase que había leido en mi vida como lector de anuncios de tebeos: "Si eres culpable, estás muerto". Aquellos primeros números, no lucían tan bien como los primeros correspondientes a la serie limitada, pero el dibujo tampoco estaba mal, ya que era de Klaus Janson, al que conocía por entintar el Daredevil de Frank Miller (años después, sigo alucinando con la narrativa y composición Milleriana, pero el resultado final de su dibujo en aquella etapa, le debe a Janson mucho más de lo que jamás nos va a reconocer). Las primeras historias de aquella serie, con guiones del John Millius del tebeo USA, Mike Baron, estaban bastante bien y entre antiguos militares corrompidos por el imperio de la droga y predicadores más aprovechados que un político Marbellí, nos regalaron un puñado de buenas páginas. Teníamos además a un Castle con menos escrúpulos que nunca a la hora de acabar a tiros con la vida de aquellos que no hacían las cosas correctamente... Con las balas que "El equipo A" desperdiciaba en un episodio para hacer saltar por los aires una camioneta, el Castigador habría acabado con varios gobiernos dictatoriales.



Poco a poco la cosa fue cuesta abajo, curiosamente de manera inversamente proporcional al éxito que iba adquiriendo el personaje. Cuando Carl Potts y el entonces novato Jim Lee estrenaron la segunda colección del Castigador, en España se repitió la historia y las mejores aventuras del personaje en mucho tiempo, volvieron a aparecer en forma de complemento de una historia principal mucho menos interesante. Con honrosas excepciones en forma de historia corta o especiles aparte (como el regreso de Grant y Zeck con la novela gráfica "Retorno a la gran nada" o la publicación en un tomo de los primeros números de la tercera colección americana, "War Zone" con dibujos de John Romita Jr.), el personaje iba languideciendo en calidad. Finalmente, tras varios cambios de formato, numeraciones y demás, la presencia del personaje en el mercado español paso a formar parte del pasado allá por mediados de los 90. Yo hacía tiempo que le había traicionado...



Pero llegó un día en que los dos pirados que me tenían alucinado con las aventuras de Jesse Custer en la linea Vertigo de DC, Garth Ennis y Steve Dillon, se encargaron del personaje. Tras años de historias sin gracia y una mística resurrección zombie/ángel exterminador que ni el dibujo de Bernie Wrightson pudo arreglar, Punisher, en lugar de Catigador, volvía con más fuerza que nunca y New York podía decir tranquilo (al igual que el lector): "Bienvenido a casa, Frank". Y al chaval aquel que le dejaba los tebeos a un amiguete para que se los fotocopiara, se le escapa una sonrisa.

De ese reencuentro, ya hablaremos otro día...